En Defensa de la RSP: Poder Popular
En el artículo del día 5 de noviembre aparecido en el Periódico de Aragón, la compañera Paloma, Responsable de Políticas Sociales e Igualdad de IU Aragón, lanza un golpe a la derecha, y de paso, también nos atiza a todos aquellos que defendemos una forma concreta de solidaridad popular descalificando nuestra propuesta, metiéndola en el saco de la caridad cristiana. No es la primera persona que lanza estas acusaciones con tal ligereza, argumentando que es responsabilidad del estado social hacerse cargo de las personas en situación de especial necesidad y en riesgo -o caídas directamente- en la exclusión social. Nada tenemos en contra. Todo lo contrario, estamos de acuerdo. En parte.
Hay diversas iniciativas asistencialistas, cristianas y seculares, cuya labor se centra en auxiliar a esas clases populares depauperadas sin más fin que poner un tímido parche a los excesos del capitalismo en su actual contrarrevolución liberal y en ningún caso ponen en cuestión las causas por las que estamos asistiendo a tal emergencia social. Nunca vamos a poder estar de acuerdo políticamente con esas iniciativas.
Pero ¿qué hacemos cuando el estado hace dejación consciente de sus funciones? ¿Qué hacer cuando los neoliberales que ocupan las instituciones comienzan a desmontar el tímido estado social español de forma completamente deliberada? ¿Qué tienen que esperar los trabajadores y trabajadoras sumidos en la pobreza cuando, por ejemplo, el PP aprueba una ley de haciendas locales que de facto va a suponer la privatización o eliminación de servicios sociales hasta ahora competencia municipal? ¿Qué vamos a decirle a todas esas clases populares ahora bajo el umbral de la pobreza? ¿Que confíen su suerte a la escasa estructura de asistencia social que pueda quedar, si es queda alguna? ¿Qué tipo de trabajo social va a reintegrar a la gente al sistema? ¿A qué diseño de sistema?
El estado garante de la vida y el desarrollo personal del ser humano está siendo desmantelado. Y desde IU estamos tratando de construir nuevas mayorías políticas que conquisten el estado para que este realice las funciones que les corresponden. Pero ¿Qué hacemos por nuestro pueblo mientras tanto? ¿Qué vamos a hacer, como organización política, como proyecto emancipador y anticapitalista, mientras dure nuestra Larga Marcha hacia la Moncloa, teniendo en cuenta que ya no hay margen ni para el más débil reformismo desde las instituciones locales?
La gente no puede esperar. Y si no queremos que vuelva su mirada a iniciativas asistencialistas tanto de la iglesia como fascistas, debemos organizarnos. Somos pueblo, y como tal estamos defendiendo la auto organización popular en los barrios. Nos inspiramos en el Socorro Rojo, que atendía a los luchadores presos o en apuros y sus familias, en los programas del Partido de los Panteras Negras sobre comedores populares, servicios jurídicos, guarderías, centros médicos, distribución de ropa, asesoría a parados… pero no por un afán de estúpida caridad; los Panteras Negras primero alimentaban a su gente, se ganaban un respeto y cumplían una función de concienciación muy poderosa en sus comunidades. Para resumir, nos inspiramos en una fotografía: la de cientos de niños, hijos de huelguistas comiendo en un lugar habilitado por los sindicatos, en el contexto de una de las Huelgas Generales de Zaragoza en los años 30.
Sabemos que hoy, ni siquiera el estado social como lo hemos conocido puede dar respuesta completa a las necesidades de las clases populares. Nuestro camino no se detiene ahí, sino que continúa hacia la construcción de una sociedad socialista. Y el socialismo no “viene” solo, ni se decreta de un día para otro, sino que se construye con la organización del pueblo trabajador. Cuando el capitalismo caiga, debe existir una red bajo él que lleve consigo el germen de la nueva sociedad, porque si no, después del capitalismo llegará la barbarie. Esta nueva red, de cooperativas, de redes populares, han de ser los pilares sobre los que se asiente la nueva sociedad.
Pero no miremos tan lejos. Esta red popular será el único medio de sostener un gobierno popular cuando accedamos al poder del estado. La única forma de que un gobierno de izquierdas no caiga a los pocos meses, derribado por los mass media y las presiones internacionales de los mercados, es que asiente su poder en el poder popular en cada barrio, de cada ciudad.
Pero aún iremos más lejos: No sólo la auto organización popular es la forma de sostener un gobierno del pueblo; tal vez la única forma de tomar el poder sea la construcción de una nueva subjetividad en cada barrio obrero y popular a través de estas redes. Cuando los trabajadores se afiliaban en masa a los sindicatos era porque los percibían como herramientas útiles para ellos, por reformistas que sean los límites de todo sindicato por definición. Si no, los sindicatos no hubieran existido. Con las formaciones políticas pasa lo mismo: si las clases populares no ven en nosotros una herramienta útil para mejorar sus vidas, no nos darán su apoyo y no serviremos para nada si nos limitamos a decirles que nuestro reino no es de este mundo; que esperen nuestra victoria final.
Como no podía ser de otra manera, suscribimos el art. 25 de la Declaración de los Derechos Humanos que la compañera Paloma añade como colofón a su artículo, en la que se menciona al estado como garante de los derechos más básicos. Pero es que los derechos humanos, como la democracia, no son algo que existe en alguna parte y podemos invocarlos. No. Los derechos humanos y la democracia son algo que se pelea; no son algo que se ganó un día y ya están asegurados porque lo dice en un papel. Tenemos que estar luchando por su cumplimiento cada día, y más hoy en día en que las oligarquías quieren arrojarlos al basurero de la historia. Y tenemos que luchar cada persona, desde abajo, con las demás. Cuando el pueblo se queda solo, sólo puede recurrir a sí mismo. Cuando nos retiran el tejado protector del estado, descubrimos que sólo tenemos a los demás.
Descalificar la red como caridad, beneficencia o asistencialismo sólo puede explicarse desde la profunda ignorancia de lo que se está defendiendo, que no es sino que cada cual asuma su responsabilidad y que cuando se recibe, también hay que dar. Aquí no se viene a recibir ni a pedir; se viene a luchar. Tras despertar del sueño de la clase media, el pueblo trabajador debe volver a organizarse para ayudarse a sí mismo y volver a crear esas redes vecinales que dan apoyo al vecino con necesidades inmediatas que el estado ya no satisface al tiempo que se politiza y toma conciencia.
En cualquier caso, el CPF de IU ya aprobó el apoyo a la Red de Solidaridad Popular, (así como la reciente asamblea de Zaragoza Ciudad) que se ha puesto en marcha en diversos lugares del estado con resultados que dan motivos a la esperanza. Es un proyecto prioritario para la Secretaría de Acción e Intervención Social de IU Federal. Por tanto, los posicionamientos públicos de IU Aragón a este respecto, se sitúan fuera de la política aprobada por Izquierda Unida Federal.
Por último no podemos dejar de protestar porque los debates que debieran tratarse dentro de la organización, sean llevados a los medios de comunicación, máxime sobre temas sobre los que Izquierda Unida ya ha tomado una postura en sentido opuesto. Esperamos que estas dinámicas no vuelvan a sucederse en nuestra organización.
[fuente] http://jaquealregimen.wordpress.com/2013/11/05/en-defensa-de-la-rsp/