La Red de Solidaridad Popular nace para sustituir la caridad por la solidaridad
“Hoy como ayer el Socorro Rojo Internacional cuidará de vuestras familias”. Esta leyenda cerraba un cartel durante la guerra civil en el que se hacía referencia a la huelga minera de 1934, acontecimiento durante el cual se fundó esta organización asistencial. En sus cortos años de vida, hasta el triunfo del franquismo, el Socorro Rojo levantó hospitales, organizó campañas de higiene, alimentó familias republicanas en tiempos de guerra y llevó pequeñas bibliotecas al frente.
En 2013, la situación no es la misma, pero para muchos existe una emergencia que exige la necesidad de volver a trenzar redes de solidaridad que enfrenten las consecuencias de una crisis que está acentuando la desigualdad a ritmos acelerados.
Ésta es la idea fundacional de la Red de Solidaridad Popular, una iniciativa que se ha presentado este miércoles en la parroquia San Carlos Borromeo, en el barrio madrileño de Vallecas, con la participación de varios de sus miembros, arropados por el diputado en el Congreso Alberto Garzón (IU) y la diputada en las Corts Esther López Barceló (Esquerra Unida).
El portavoz de la Red, Ismael González, ha explicado que la génesis de este proyecto surge de la “progresiva eliminación del Estado Social y de las políticas públicas, que ha convertido en urgente la necesidad de trabajar desde la solidaridad tratar de cubrir la necesidades de una población empobrecida por las políticas de austeridad”.
Para alcanzar este objetivo, las personas que participan en este proyecto- “que surge también desde una militancia política de izquierdas pero que no depende de ningún partido”, precisa González-, están tejiendo las alianzas y el trabajo desinteresado de sus miembros ”para organizar esa solidaridad frente a los recortes”.
En ciudades como Madrid existen ya cuatro redes locales integradas en la Red estatal. El portavoz explica que asociaciones vecinales y de consumidores, grupos locales, así como la Federación Estatal de Inmigrantes, están ya muy activos para organizar y extender la iniciativa, una de cuyas características es la autogestión.
La Red de Solidaridad Popular tiene cuatro ejes de actuación básicos: soberanía alimentaria, sanidad universal, orientación jurídica y educación pública. De éstos saldrán iniciativas concretas decididas en los diferentes barrios y localidades, desde grupos de consumo hasta bancos de tiempo, pasando por bancos de alimentos, de medicamentos, de material escolar, asesorías sanitarias, programas de “defensa contra la represión” -multas, denuncias- o actividades de difusión.
Ismael González subraya que, hasta ahora, la Red funciona gracias a donaciones y “al compromiso de muchos compañeros”. Y cita el caso de la red de la localidad madrileña de Fuenlabrada, que almacena alimentos, ropa y otros artículos de primera necesidad, explica el portavoz, en una nave industrial “cedida gratuitamente por una señora”.
“Un sistema hambriento”
“Estamos ante una situación de crisis que no es nueva, es una repetición de la historia”, ha recordado el diputado Garzón ante una parroquia abarrotada. “El capitalismo es un sistema hambriento que expande miseria y desigualdad mientras abre una brecha bajo los más ricos”, ha asegurado el también economista, por lo que ha hecho hincapié en la “urgencia” de una organización de este tipo.
La Red de Solidaridad Popular nace con un carácter asambleario y motivado por una “necesidad social”, pero también con la pretensión de acumular fuerzas para enfrentar ideológicamente los dogmas neoliberales. “Los trabajadores siempre han reaccionado para protegerse”, ha resaltado Garzón, tras lo que ha llamado la atención sobre experiencias que se están desarrollando en todo el país, como la labor de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
El diputado también ha profundizado en lo que debe ser el carácter de esta red. “La resistencia es esto, una Red de Solidaridad Popular. Allí donde la extendamos, no será necesaria la caridad. La caridad es dar, la solidaridad es compartir”, ha desarrollado.
En el mismo sentido, Esther López ha remarcado que la izquierda “está obligada a buscar la solución a los problemas”. Y ha puesto como antecedente principal al Socorro Rojo Internacional, pero también ha destacado a la PAH y su “obra social”, que consiste en ocupar casas vacías de bancos para realojar a familias, como referente actual.
“Tenemos que crear estas experiencias para que nadie se quede en el camino, ante el neoliberalismo, que se impone a sangre y fuego porque es un dogma”, ha sostenido. Y ha insistido en presentar la red como un germen de “poder popular”: “El capitalismo se impuso quebrando la ayuda mutua, reconstruyámosla”.