El perro del hortelano
Los sectores más conservadores ubicados en la izquierda suelen rechazar la apuesta por un proceso constituyente bajo el argumento cronológico: “¿Cómo vamos a cambiar la Constitución si aún no hemos ganado las elecciones? Primero habrá que ganar las elecciones y luego ya veremos qué pasa con la Constitución“. Es un error por varias razones: la principal es no entender que el proceso constituyente no es un mero proceso jurídico sino sobre todo un proceso político (que ya está en marcha) que tendrá que pasar también por un proceso jurídico, Pero choca con la incoherencia que manifiestan estos mismos sectores al rechazar tácita o expresamente los movimientos que se están dando por la auto-organización popular para responder al saqueo.
En los últimos meses está surgiendo una red con un potencial inmenso. Es la Red de Solidaridad Popular, un proyecto político de respuesta al brutal empobrecimiento que está padeciendo nuestro pueblo y con una forma de trabajo que nada tiene que ver con el asistencialismo y la caridad.
Pues tampoco les gusta a esos mismos sectores conservadores que hay en la izquierda: “Eso es caridad, lo que necesitamos es recuperar el Estado social; la verdadera red de solidaridad es la renta básica [quién les ha visto y quién les ve: hasta hace dos días la renta básica decían que era un disparate antimarxista porque toda renta tenía que proceder del trabajo: bienvenidos]“.
Qué raro: todas esas medidas (estado social, renta básica: casi cualquier propuesta política que se haga) son posibles , en su caso, una vez ganadas las elecciones. ¿No deberían aplicar el mismo criterio siempre? Si no podemos aspirar ahora a un proceso constituyente porque no gobernamos, ¿no debemos renunciar también a otros proyectos que sólo podríamos aplicar desde el gobierno? ¿No deberíamos renunciar a la propuesta política habida cuenta de que gobierna el PP y no nosotros? ¿No es precisamente la Red de Solidaridad Popular una forma de respuesta coherente con la constatación de que no se tiene el poder político ni sobre todo económico?
Esa incoherencia lo que revela es la falsedad de fondo del argumento.
Lo que tienen en común la propuesta real, la propuesta política de proceso constituyente y la auto-organización planteada por la Red de Solidaridad Popular es la transferencia de poder hacia abajo, la activación de resistencias frente al saqueo económico y democrático. El proceso constituyente pasa por la creación de un poder constituyente, de un poder popular. La auto-organización popular es una forma de crear poder popular y también de generar hegemonía, esa hegemonía de la que tanto hablamos pero que tanto miedo nos da cuando realmente la buscamos. Desde la Iglesia a Hamas son las redes asistencialistas las que más han facilitado el proselitismo reaccionario. Frente a esa respuesta vertical a la pobreza en la izquierda ya hubo un Socorro Rojo y en el origen de los sindicatos están los grupos de mutuo socorro en el siglo XIX. No es nada nuevo: es lo que los sectores emancipadores más lúcidos intentaron siempre que quisieron pasar a la ofensiva: organizar al pueblo para transformar la sociedad.
Dado que ambos procesos tienen un fin común (transferir poder emancipatorio al pueblo: generar poder popular) y que los argumentos explícitos contra ambos son contradictorios, habrá que suponer que en realidad la resistencia de estos sectores es hacia ese proceso generador de poder popular, hacia los avances reales a la transformación social. Se diría que la apuesta es no perder demasiado, recuperar en el mejor de los casos el mundo de los años 90. Y que intentar cambiar el mundo de base da demasiado vértigo.
Fuente: http://www.martinezabarca.net/2013/06/07/el-perro-del-hortelano/